Aunque muchos empresarios y ciudadanos no lo sepan, los abogados no trabajan según las reglas de las obligaciones basadas en objetivos, sino en aquellas que son de medios. Esto quiere decir que los abogados no adquieren responsabilidad por el mero hecho de perder un juicio, ya que su labor es la de poner los medios necesarios para procurar la mejor defensa al cliente. Pero eso si, todo abogado quiere ganar, ya que para el abogado ganar o perder puede suponer cosas diferentes.
La primera es que partiendo de las funciones que conforman la actividad del abogado, es decir, del consejo jurídico, la mediación y negociación y, finalmente, la defensa ante los tribunales, el ganar o perder podrá producirse en relación con el ejercicio de cualquiera de dichas funciones. La redacción de un contrato con determinadas estipulaciones, la conclusión de una negociación o un juicio sobre desahucio o divorcio comprenden intereses susceptibles de concluir en una situación percibida como victoria o derrota. No obstante, dicha dinámica es más intensa en los supuestos de controversias judiciales, pero, insisto, no es patrimonio exclusivo de éstas.
La segunda reside en que la percepción que el cliente tiene de su problema es una percepción de un interés subjetivo, que generalmente no coincide con el interés que a dicha situación le atribuye el ordenamiento jurídico. Por el contrario, el abogado baraja las posibilidades de éxito del asunto y la mejor forma de alcanzarlo al amparo de dicho ordenamiento, acercándose así al interés objetivo. La conclusión de dicha polaridad reside en que la percepción final que el cliente pueda tener sobre la victoria o derrota en su asunto dependerá del grado de conciliación que se haya producido entre el interés subjetivo del cliente y el interés objetivo atribuido por la ley que el abogado ha alcanzado a través de su análisis. De no haberse producido dicha conciliación, la perspectiva de abogado y cliente será completamente diferente.
La tercera premisa se refiere a que el abogado desarrolla su actividad en el marco de las discrepancias o desavenencias que pueden concluir en el proceso judicial, que no es más que una contienda entre las partes cuyo objetivo es ganar o, en su caso, aminorar los efectos de la derrota. Desde esa perspectiva el proceso ha sido denominado «verdadera batalla» en la que los contendientes se enfrentan a cuestiones interpretables y discutibles, en la que se trata de convencer al Juez de tener la razón, batalla que concluye la mayor parte de las veces con un resultado categórico: estimación o desestimación de la demanda o de la contestación; absolución o condena. Dicho de otra forma, y como suele decirse en el lenguaje profesional: Ganar o perder el caso.
Motivos para llegar a un acuerdo extrajudicial
Pero lo que debe de buscar es generar el menor coste posible al cliente, obteniendo el máximo resultado, lo que se conoce como el principio Maximin. Para ello, el abogado debe de estar interesado en llegar a acuerdos con la parte contraria, ya que esta es la mejor manera de no llegar al juicio, que puede suponer tirar una moneda al aire.
Lo interesante de los acuerdos es que, como ya hemos dicho, un acuerdo supone un ahorro de tiempo y dinero, y ambos elementos son muy importantes. Los gastos judiciales que supone entrar en un procedimiento dependen del procedimiento y de la cantidad, pero también te arriesgas a pagar al abogado contrario si te condenan en costas.
La dilatación en el tiempo puede ser un problema cuando se deben ciertas cantidades de dinero, que pueden ser altas, y que vinculan otras operaciones. En estos casos merece la pena cobrar un poco menos, pero cobrar al fin y al cabo, de lo contrario te verás en procedimientos que con recursos y ejecución pueden demorarse varios años.
Si estás en una situación en la que quieres llegar a un acuerdo y no sabes como, lo que te recomendamos es que acudas a un abogado, que es el profesional más adecuado para asesorarte y ver los acuerdos más beneficiosos.
En mi experiencia, GAP Abogados ha sido siempre la mejor opción para llegar a cualquier a cuerdo, o para acudir a juicio. Este bufete de abogados ubicado en Jerez tiene el objetivo principal es ofrecer siempre los mejores servicios a sus clientes tanto en calidad como en inmediatez, y sus cuarenta años de experiencia garantizan los mejores resultados.