Los días previos a junio, y la primera semana de este mes, marcan el comienzo de una etapa muy crucial para todos los jóvenes que acaban el bachillerato y se disponen a comenzar una carrera universitaria. Durante este periodo de tiempo se lleva a cabo la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU).
Muchas historias podrían contarse sobre cómo se sobrelleva la PAU pues los estudiantes se enfrentan a una situación que nunca antes habían vivido. Pues si, durante todos los cursos se hacen exámenes, pero no de la trascendencia de la PAU, pues de este examen se puede obtener la nota para hacer la carrera que se quiere o no. Y hay que tener en cuenta lo que se juegan los estudiantes, pues el no sacar la nota adecuada podría lastrar a la hora de entrar en la universidad elegida.
Nervios, estrés, ansiedad, falta de sueño y algún que otro sueño no querido serían las pinceladas básicas de un cuadro que podría expresarse en forma de libro con un título que sería algo como: “la situación más dura de mi vida”. Aunque claro, eso es hasta que consigues entrar en la universidad.
Personalmente, recuerdo mi etapa universitaria como una época en la que tuve que estudiar mucho, y en la que siempre pensaba que no es como lo habían descrito. Pues las películas y amigos te describen la universidad como una época llena de fiesta y descontrol, pero muy a pesar de los estudiantes, no es así para nada.
Los estudios universitarios han sido objeto de debate recientemente, pues se habla de que el mercado laboral está saturado de profesionales cualificados, y es cierto. En algunas carreras se gradúan cada año miles de estudiantes que tienen que entrar en el mercado laboral, y por desgracia no hay puestos para todos.
Y ante esta situación muchos estudiantes deciden que el camino más adecuado para ellos es el de estudiar una oposición y trabajar para el estado. Las recompensas en el caso de tener éxito son bastante grandes, un sueldo fijo que se amplía automáticamente con el paso de los años, seguridad en el empleo, jornada flexible, y otros beneficios que hacen que rente estudiar más de diez horas al día durante 6 días seguidos.
Y es que hace muchos años que no se daba una situación tan propicia para los opositores, porque se han abierto listas de plazas públicas en número superior al esperado. Pero no nos equivoquemos, esto no significa que estudiar una oposición sea algo fácil, sino todo lo contrario.
Actualmente estudiar una oposición es algo bastante complicado, pues existe mucha competencia que opta a la misma plaza. Por eso es vital buscar ayuda externa en academias especializadas en la preparación de oposiciones. En concreto, en Valladolid encontramos a una academia especializada (que es lo más recomendado para todas las oposiciones) en oposiciones de enseñanza. Nos referimos a Preparadores Valladolid, una academia profesional en la preparación de oposiciones a funcionario de carrera.
Existe un síndrome específico
Pero como decimos, estudiar una oposición no es algo fácil, y la presión que se tiene que soportar es muy alta. Esto puede generar lo que se conoce como el síndrome del opositor, un estrés muy concreto asociado al nivel de autoexigencia al que se someten los opositores.
Este síndrome tiene un cuadro muy completo y fácil de reconocer, ya que la mayoría de los síntomas son físicos. Taquicardias, mandíbulas tensas, sudor excesivo, dolor de cabeza, cansancio o irritabilidad son los síntomas más comunes. Y si los tienes, o piensas que alguien de tu alrededor podría tenerlos vamos a dar algunos consejos para eliminar las consecuencias de este síndrome.
Lo primero de todo es que tienes que interesarte por los avisos que te da tu cuerpo, y no dejarlos pasar, ya que de lo contrario puede que el cuerpo diga basta y esto se haga de una manera dolorosa. A la hora de controlar el estrés concéntrate en la respiración, y es que los ejercicios de respiración reducen el ritmo cardiaco y ayudan a ver las cosas desde otra perspectiva. La respiración que mejor funciona es la abdominal, date espacio y prueba a hacer ejercicios de respiración.
Pero la respiración es solo una parte, tienes que estirar los músculos para poder relajarte. Estar físicamente en tensión hace que la sensación de estrés sea más intensa. Así que ejercítate diez minutos al día para relajar los músculos y ayudar así a relajar tu mente.
Y no pienses que por no descansar vas a trabajar más, sino todo lo contrario. No dejar un día libre a la semana te impide descansar y te quema mucho. Aprovecha estos días libres, en los que no tienes que hacer nada relacionado con la oposición, para rodearte de la gente positiva que te aporta felicidad y buenos momentos.