La lotería es una de las mayores ilusiones que tenemos todos aquellos que confiamos en el azar y la suerte para conseguir algún dinero extra. Todos los días, excelentes oportunidades se nos presentan para conseguir ese dinero que, si bien es verdad que no garantiza la felicidad, contribuye en gran medida a conseguirla. Y es que la lotería encierra un aspecto romántico: el de las grandes historias que narran los afortunados.
Normalmente, cuando uno cuenta una de estas historias comprende que los pequeños detalles son los que marcan la diferencia entre la alegría más absoluta y la tristeza que nos da el saber que no hemos conseguido ningún premio. Y es que las cosas que nos suceden cuando nuestra suerte está en el bombo dan para una amplia serie de novelas y relatos.
Mi amigo Javier es un apasionado de la lotería y también lo es de la escritura y la literatura. Hace algunos años tuvo la gran fortuna de que le tocara un quinto premio en el Gordo de Navidad, un buen regalo navideño que le permitió tapar algunos agujeros y terminar de pagar la hipoteca y las letras del coche. Su alegría no era para menos. A sus amigos y amigas no nos quedó otro remedio que sentir envidia sana y aceptar una invitación para comer con él en un restaurante de nuestro pueblo.
En esa comida, Javier nos dijo que estaba preparando una pequeña narración para un concurso de relatos cortos del pueblo. El tema no podía ser otro: el cómo consiguió el número que le había dado la alegría del quinto premio en el Gordo. Se trataba de una historia que nos sorprendió: al parecer, había conseguido el número agraciado a través de Internet, algo que hasta entonces nosotros desconocíamos.
Javier nos dijo que esperáramos al día de la celebración de la gala para conocer cómo había dado con aquel número. En cuanto ese día llegó y se hicieron públicos todos los relatos en el libro oficial del evento, acudimos a las páginas reservadas para la historia de nuestro amigo y pudimos conocer cómo se lo había montado para hacerse con un boleto que a la postre había puesto fin a los problemas de su economía.
Al parecer, Javier había dado con una página web, www.ladiosafortuna.com, que un amigo le había recomendado durante los días anteriores al sorteo. Él no lo dudó ni un momento y puso dicha dirección en su navegador para conocer precios, números disponibles y cómo adquirirlos. Como le convenció todo lo que rodeaba aquel servició, decidió lanzarse y probar fortuna. Con tanta casualidad que a la primera ya tuvo premio.
Un relato exitoso
La historia sorprendió entre el jurado y el público asistente al evento. Asistimos sorprendidos a cómo la gente no paraba de hablar de la historia de Javier, en cuyo prólogo él afirmaba que estaba basada en hechos reales. Observamos a nuestro amigo, feliz, contento y un poco nervioso como consecuencia de la cercanía del veredicto del jurado.
Un veredicto que trajo muy buenas noticias. Javier fue galardonado con el segundo premio del concurso y muchos de los presentes terminaron vitoreándole y dándole la enhorabuena por su obra y el premio recibido. Tanto su familia como nosotros nos sentimos tremendamente orgullosos. Veíamos a Javier disfrutando de una de las cosas que más le apasionan, la literatura, y triunfando en uno de los concursos más prestigiosos de la provincia con un relato cuyo tema principal era la lotería. ¿Para qué quería más?
En cuanto a la web en la que consiguió el quinto premio en aquel Gordo de Navidad, ésta ha tenido un repunte de popularidad entre nosotros. Solemos adquirir boletos para los diferentes sorteos que se producen en España y la verdad es que nos resulta muy barato y cómodo. Incluso alguno de nosotros también ha salido premiado en alguna ocasión, cosa que nos anima a seguir intentándolo. Dicen que quien la sigue la consigue, ¿no es así?