Todos hemos sido jóvenes, una etapa de nuestras vidas en la que vivimos constantes cambios y en los que, en ocasiones, nos ocurren cosas que ni entendemos por qué pasan ni siquiera donde nos ocurren. Esto es algo que se da sobre todo en las edades más tempranas, una época en la que aprendemos cada día cientos de cosas, desde hablar hasta caminar y es por ello por lo que, en muchas ocasiones, cuando algo nos duele o nos afecta, no sabemos explicar ni que es, ni donde se sitúa. Cuando somos bebés es cuando se da más esta circunstancia y es que a medida que pasa el tiempo, aunque solo sea señalando, si que sabemos hacernos entender. Este es un hecho en el que redundamos y al que le dedicamos una gran importancia por diversos motivos, pero sin duda, el principal es que la salud es algo que debemos de cuidar desde que nacemos y en una época en la que todavía no nos valemos por nosotros mismos, cuando somos bebés, es importante contar con unos padres que nos protejan y nos cuiden.
La salud, como os decimos, es una parte fundamental del bienestar de las personas, es por ello por lo que debemos de tratar de estar siempre bien, sin embargo, en casos como el de mi hijo, a veces es difícil y es que todo ocurrió cuando él era un bebé y apenas tenía unos meses. Lloraba día y noche y yo no sabía que hacer, al principio pensaba que tenía hambre o gases, más tarde creí que era sueño o que quizá estuviese manchado, pero la realidad es que el pobre no cesaba en sus llantos y a mí me estaba poniendo cada vez más nerviosa por lo que le pudiese estar pasando. Fue en ese momento cuando vino una amiga por mi casa y me comentó que a su hijo le pasaba lo mismo y que finalmente era un problema en su boca que lo solucionó llevándolo al dentista. Efectivamente fue lo que hice, lo llevé a Ortofamily y, por suerte, los profesionales que allí trabajan pronto dieron con el problema y comenzaron a tratarlo de forma rápida. Una de las dentistas, muy amable y experimentada me comentó que era habitual que los niños sufriesen algunos problemas en la boca de pequeños y de hecho, me dijo que ellos solían tratar diferentes patologías para las que aplicaban de forma muy común los siguientes tratamientos.
- Apicoformación. Este tratamiento es muy habitual cuando hay un cierre del ápice por lo que se procede a realizar una endodoncia para solventar el problema.
- Pulpotomía. Se lleva a cabo cuando es necesario extirpar una parte de la pulpa que hay en los dientes naturales del joven.
- Recubrimiento indirecto. Este tratamiento también es muy común y se lleva a cabo cuando no existen dolores nocturnos ni espontáneos.
- Recubrimiento directo. No se realiza nunca en los dientes temporales ya que puede acarrear problemas a la hora de que llegue el cambio de los dientes en el joven.
- Pulpectomía. Se trata de la extirpación total de la pulpa dental de la cámara coronaria de los dientes naturales del joven paciente.
Ella me explicó también que, para los casos de pacientes tan jóvenes, se buscan tratamientos diferentes. Esto se debe a que sus dientes son todavía muy sensibles puesto que, en la inmensa mayoría de los casos, quienes acuden con sus hijos, estos todavía poseen los dientes de leche por lo que se ha de tratar de que los niños cuiden y conserven sus dientes naturales, sin realizar ningún tipo de acción que les repercuta en su desarrollo futuro.
¿Cuándo debo llevar a mi hijo al dentista por primera vez?
Salvo que os ocurra un caso aislado como ha sido el mío con mi hijo, lo que recomiendan los odontopediatras, en este caso los riojanos, es que la primera visita al dentista con el pequeño sea cuando este haya cumplido el primer año de vida. En esta visita, además de llevar a cabo el primer control del joven, los padres también recibirán alguna información destinada a conseguir una buena salud oral para sus hijos. También, en el caso de que sea necesario, se resolverán dudas sobre la higiene y cepillado dental que han de seguir los jóvenes con la finalidad de que crezcan sanos.