La belleza de las piedras

No solo a los ojos del gemólogo o el joyero, como nuestro amigo Serrano, con larga trayectoria en el sector de la joyería, que las ven como objeto de estudio o material de trabajo. Las piedras, preciosas o semipreciosas, tienen cierta belleza que atrae y acapara todas las miradas. Incluso las piedras más vulgares que podemos encontrar en la playa o cualquier zona pedregosa, rezuman esa belleza que incita a cogerlas y observarlas como si realmente, supiéramos lo que tenemos entre las manos.

El ser humano, desde sus orígenes se ha sentido atraído e impulsado ante la belleza de las piedras a buscarlas y atesorarlas. Con las piedras a mercadeado y obtenido bienes, con las piedras ha creado artículos con los que adornar su cuerpo, con las piedras ha hecho artesanías que perduran durante siglos. No en vano, las piedras son perfectas para la creación de otras cosas. Como decimos, desde tiempo inmemoriales, el ser humano ha sabido apreciar y valorar los minerales preciosos. Somos capaces de valorar esa belleza que poseen las piedras, sus formas dispares, los colores únicos que poseen… de ahí que las piedras preciosas se encuentren en la lista de las materias primas mas deseadas del mundo. No solo ahora, desde hace milenios.

Una de las propiedades que con toda probabilidad hace que las piedras preciosas sean irresistibles, es la inaccesibilidad a ellas. Se trata de una de las materias primas más singulares y difíciles de obtener, por lo que no es de extrañar que ya las antiguas civilizaciones, se hacia la distinción de clases mediante las mismas: los más ricos eran poseedores de estos minerales tan preciados. La jerarquía social, se determinada por la riqueza que otorgaban las piedras preciosas. Faraones, reyes, sacerdotes, aristócratas, comerciantes… eran los que podían obtener y conservar estos preciados bienes.

No fue hasta la época moderna, que las piedras preciosas cobraron mayor relevancia y popularidad entre adinerados, inversores o profesionales de otros sectores, para nada ligados a la nobleza.

El valor de las piedras preciosas no ha cambiado en la actualidad. Tal es la sensación y expectación que causan que es posible encontrar imitaciones tan excepcionales como la propia piedra preciosa. Minerales certificados como el diamante, la esmeralda o el rubí, siguen siendo algunos de los materiales más caros. Sin embargo, cuesta entender bien porque revisten tanto interés y este, no disminuye.

¿Por qué preciosas?

Sabemos que deslumbran y acaparan la atención. Resulta difícil no pararse a contemplar una gema con sus destellos, brillos, limpieza y, por supuesto, incomparable belleza. Basta con pasar ante un escaparate de joyería para quedar atrapados por la belleza de algunas de las joyas que muestra. Sabiendo que a todas luces, lo que encontramos a la vista, no es ni de lejos, lo que podemos encontrar en su interior. La mejor manera de contemplar una de estas preciosas gemas, es a través de imágenes accesibles a todo el mundo, pues, en directo, resulta algo más complicado.

Si bien, esta piedras se denominan preciosas por algo, y es que destacan entre el resto de piedras por sus particulares características y por supuesto, por su inaccesibilidad, como ya hemos mencionado. Se trata de minerales coloreados o transparentes, extremadamente raros en el entorno natural y para extraerlos, es necesario hacer una inversión económica y de recursos considerable. Una piedra preciosa es el resultado de una serie de transformaciones que se suceden a lo largo de miles y miles de años en las rocas y sustancias cuyo origen no es orgánico. De ahí su apreciación, ya que no se producen por la naturaleza de un día para otro, ni se cultivan como los tomates o se producen por un desarrollo orgánico que conlleva procesos continuos de desarrollo. Las piedras preciosas tardan siglos en formarse y lo hacen en lugares, inaccesibles o muy difíciles de encontrar.

Una vez que la fuente es encontrada y las piedras preciosas son extraídas y procesadas, este material de excepcionales propiedades, se utiliza con múltiples finalidades. Uno de los sectores que más se vanagloria de su presencia, es indiscutiblemente el de la joyería, donde las más preciadas gemas, se convierten en joyas engarzadas a collares, pulseras, anillos, etc. Sin embargo, no se trata del único sector que se sirve de este material para crear artículos, muchos de los objetos que utilizamos de forma cotidiana, requieren de piedras preciosas en su composición, es el caso de los discos de sierra, las esferas de los relojes, los mangos de los cubiertos, etc. El arte es otro de los campos donde son necesarias las piedras preciosas para realizar las obras, en marcos, esculturas y materiales para pintar, es posible encontrar minerales preciosos.

El sector de la cosmética, la litoterapia y los centros de belleza, cuentan en sus tratamientos con la utilización de piedras preciosas, que tal vez no te hagan mucho pero aportan glamour a la composición. Otro campo es el del metal, los trabajadores de la industria metalúrgica utilizan piedras preciosas como material abrasivo o cortante.

Propiedades indiscutibles

Basta con echar un vistazo sobre las piedras que se consideran como preciosas para observar ciertas características. Esto se da con independencia del tamaño que posean las piedras, si son más grandes o pequeñas, no interfiere en sus cualidades. Estas piedras, brillan siempre de forma atrayente y muestran inevitablemente un elevado índice de refracción. Lo que hace posible que los rayos del sol se reflejen en su interior de infinitas maneras diferentes.

Algunos minerales, al ser expuestos a la luz, se vuelven opalescentes, muestran u arcoíris o reflejan una increíble y maravillosa variedad de colores. No obstante una de las propiedades más típicas y valoradas de las piedras preciosas, es la dureza que poseen. Junto a su belleza, superior, la dureza se sitúa en un rango de seis a diez, dentro de la escala de Mohs. Esto quiere decir que las piedras preciosas, pueden ser utilizadas para rayar e, incluso cortar vidrio. Son resistentes a los arañados, la erosión y las sustancias químicas. Características que, sin duda alguna, no posee prácticamente ningún otro material. Al menos en su conjunto. Podemos encontrar metales preciosos como el oro que, deslumbrando a quien lo ve, no posee esa dureza, ni esa capacidad de refracción, por citar un ejemplo.

Ahora bien, ¿sabemos cuáles son esas maravillosas piedras clasificadas como preciosas? A continuación vamos a enumerar la lista de las piedras preciosas más valoradas, aunque cabe señalar que los gemólogos contemporáneos, afirman que la lista cuenta con alrededor de cien tipos de piedras de alta calidad.

La primera de la lista, no puede ser otra: el diamante está a la cabeza de la misma. Esta variedad alotrópica de carbón, es la piedra preciosa más dura y valiosa para el ser humano. En joyería suele engastarse al oro tras su correcto pulido, suele ser transparente amarillento, verdoso y en ocasiones, rojizo.

El segundo lugar lo ocupa el rubí, esta variedad del corindón, un mineral con forma de óxido de aluminio de color rojo, rojo oscuro o purpura, posee una dureza de nueve.

Le sigue el topacio, piedra preciosa transparente o dorada con dureza de ocho, semejante al vidrio y que cambia de color cuando se expone a la luz del sol.

La esmeralda, de color verde intenso, a menudo contiene inclusiones gaseosas o líquidas, su brillo es vítreo y su dureza, de siete y medio a ocho.

El quinto lugar dentro de la lista de piedras preciosas, corresponde al ópalo, cuyo nombre hacer referencia al juego de luces denominado opalescencia, visible en su superficie. Puede encontrarse en colores que van del blanco al azul y posee una dureza de cinco a seis y medio.

El zafiro ocupa el sexto lugar de la lista y es, al igual que el rubí, una variedad de corindón, ofrece un brillo vítreo y posee un color azul verdoso o violeta, cuya dureza es de nueve.

Estas son las piedras preciosas más destacadas y con mayor valor en el mercado actual. Inevitablemente debemos mencionar a los denominados minerales semipreciosos que, en su caso, poseen una dureza que no supera el siete en la escala de Mohs. Entre ellos, podemos encontrar el jaspe, la jadeíta, la amatista, el ojo de tigre o la fluorita. Son más accesibles que las piedras preciosas y por tanto existe mayor disponibilidad.

A modo de curiosidad, cabe señalar que gemólogos y joyeros cuestionan continuamente la división establecida entre piedras preciosas y semipreciosas. Según los expertos en la materia y los investigadores de gemología, la clasificación adecuada debe incluir solamente las piedras preciosas y minerales regulares que existen de forma natural en el entorno. Ni que decir tiene que las piedras sintéticas que se están desarrollando desde hace unos años, no se consideran ni clasifican como piedras preciosas ni semipreciosas.

Como conclusión, se dice eso de diamantes para la eternidad por algo. Se trata de piedras cuya durabilidad es infinita, pues sus cualidades las hacen perdurables. Salvo los procesos a los que son sometidos por el hombre para su posterior preservación, este tipo de minerales no se desgastan, ni se rompen o corrompen, manteniendo su belleza y propiedades. De ahí que hayan sido desde su descubrimiento, objeto de admiración.

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