Las pequeñas ferias de moda suponen la oportunidad perfecta para dar a conocer a una tienda de ropa y complementos. Si una empresa de verdad vale para un negocio como éste, ese es el principal escenario en el que darse a conocer. A día de hoy, son cientos esos negocios dedicados a la moda los que compiten por estar a la vanguardia en el sector.
¿Cuál es la clave para triunfar en un negocio tan exigente? Está claro que no hay una fórmula mágica. Pero sí que pueden existir trucos de ayuda. Uno de ellos consiste en mantener el contacto con los mejores fabricantes y distribuidores. De esta manera quedarán en nuestras manos los mejores productos y los clientes valorarán positivamente que se les ofrezca la calidad que se merecen.
Hace ya varios años desde que fui contratado en una pequeña tienda de moda en Madrid. Aunque pensaba que ese no era mi mundo (pensaba en trabajar únicamente para pagar otros estudios) pronto le cogí el tino al mundo de la moda y comenzó a apasionarme estar ligado a él. Era una gran oportunidad laboral para mí y como tal no pensaba desaprovecharla. Y no lo iba a hacer.
Corría el año 2010, por lo que ya han pasado siete años desde aquello. En este tiempo he conseguido muchas grandes metas, como convertirme en el encargado de la tienda en la que trabajo. Es una gran hazaña para un muchacho de tan solo 24 años que, opinando siendo juez y parte, ha merecido el ascenso y merece el gran porvenir que le espera.
¿Cómo lo he conseguido? Tomar la iniciativa en muchos asuntos me ha servido de utilidad. Hacerlo desde prácticamente el principio de mi estancia en la tienda, también. Por eso, cuando a los pocos meses de formar parte de la plantilla comenzamos a buscar un nuevo proveedor de ropa de mujer, fui de los primeros en visitar a fabricantes de ropa de este tipo para obtener todo tipo de datos acerca de sus productos. Unos productos que podrían pasar a ser nuestros en tan solo unos días.
Después de comentar el asunto con los encargados de entonces y los directores de la empresa, la decisión fue prácticamente unánime: nuestra mejor alternativa pasaba por depositar toda la confianza en HHG, una empresa encargada de la venta y distribución al por mayor de todo tipo de ropa de mujer. La calidad de sus productos y su enorme variedad de marcas, estilos y diseñadores, todo ello comprobado por mí en persona, nos hacía creer que aquella entidad sería una socia perfecta.
Aumento de nuestra reputación… y de mi salario
Esa confianza dio sus frutos. En todos los sentidos. La ropa que comenzamos a vender y cuyo proveedor era HHG comenzó a causar sensación entre las clientas. Habíamos dado un vuelco radical al tipo de prendas con las que solíamos trabajar y eso se notó en la afluencia de gente a nuestra tienda y en el número de invitaciones que recibimos para participar en las diferentes ferias de la moda que se organizan en la Comunidad de Madrid. Unas ferias que, en relación a lo que comentaba al principio, han constituido una oportunidad pintiparada para hacer de nuestro negocio algo rentable.
El resto de los hechos pueden calificarse como un claro efecto dominó. De nuestra gran imagen forjada en las diferentes ferias llegó una afluencia todavía mayor de clientes, de ahí todavía más ingresos para la empresa y, como consecuencia de ello, mi ascenso a encargado. No está nada mal para un muchacho que empezaba a trabajar en un sector como este a los 17 años.
¿Qué decir acerca del futuro? Nadie puede saberse conocedor de lo que está por ocurrir, pero sin embargo yo estoy bastante tranquilo. Sé que el negocio seguirá funcionando y que mi puesto está más que garantizado. Tomar la iniciativa y ayudar a tomar una decisión acertada en el momento oportuno sirvió para ello. Jamás me arrepentiré por ello.