Hay cosas que cuestan muy poco en esta vida. Sonreír es una de ellas. Me encantan las frases relacionadas con ello. Aquí tengo dos ejemplos.
Usa tu sonrisa para cambiar el mundo; no dejes que el mundo cambie tu sonrisa.
Nunca te arrepientas de algo que una vez te hizo sonreír.
Creo que ambas resumen lo que es mi sentimiento por la vida. Mi actitud. Y cuando has pasado por algo malo, es cuando de verdad comienzas a valorarlo. En mi caso, un par de sucesos familiares me hicieron caer en una profunda depresión. Pasé la peor época de mi vida. Un nudo se apoderó de mi garganta, era imposible comer, no podía ni tragar, y era por algo tan simple como que una desgracia personal me estaba ahogando.
Recuerdo que no tenía ganas de hacer nada. Solo quería estar en la cama, llegaba a dormir hasta 15 horas al día. No quería salir de casa, hacer la comida, tomar cañas con los amigos…solo tenía ganas de estar solo, en la cama y de llorar. La sonrisa había desaparecido de mi vida. Aunque el día que peor me sentí es cuando un sobrino, de solo 5 años, se me acercó y me dijo “tito porque ya no sonríes, ¿qué te pasa? ¿ya no nos quieres?”. La sinceridad de un niño me abrió los ojos, comprobé que esas palabras habían hecho más por mí que las sesiones con el médico o las numerosas pastillas que pensaba que eran milagro para mí. En ese momento es cuando recordé otra de las citas que había leído hace mucho tiempo: “Eres la razón por la que alguien sonríe”. Y así era. Quizás yo no estaba en mi mejor momento, pero los que me quieren, los que se preocupan por mí, claro que se lo merecían.
Fue el principio para salir de esta depresión que me comía por dentro. Comencé a recuperarme, ya quería disfrutar de la vida, pero sobre todo tenía ganas de sonreírle a todo el mundo. Así pues mi vida cambio por completo.
Reír y sonreír tiene un efecto positivo en nuestro bienestar, pero a medida que hacemos la transición de niño a adulto, tendemos a perder la costumbre de practicar estas conductas. Y la verdad es que tiene un montón de beneficios.
Endorfinas, entre lo real y lo falso
Las endorfinas son responsables de hacernos sentir felices, y también de ayudamos a bajar los niveles de estrés. Inclusive fingir la risa o una sonrisa funciona ya que el cerebro no distingue entre lo real o lo falso e interpreta la posición de los músculos de la cara de la misma manera.
El cortisol es más activo cuando nos sentimos estresados o ansiosos y contribuye a los sentimientos desagradables que experimentamos. Bajando los niveles de cortisol podemos reducir estos sentimientos negativos.
Una buena carcajada puede ayudar a liberar emociones, especialmente las emociones que tendemos a mantener reprimidas en nuestro interior. Todo se ve mejor después de una buena risa y la vida se logra ver desde una perspectiva más positiva. Reír y sonreír tiene implicaciones sociales positivas.
Sonrisa siempre presente
La sonrisa siempre tiene que estar presente. Recuerdo que Raquel, una amiga de la infancia, nunca sonría. En su caso el complejo le venía porque tenía una dentadura fatal. En las fotos y en las reuniones de amigos siempre se la veía tensa porque simplemente no quería sonreír. Mi recomendación fue clara: “sonreír es lo más bonito del mundo”, así que vete a una clínica dental y verás cómo te cambia la vida por completo. Su problema era de encías, así que en la Clínica Dental Galván Lobo hicieron que tuviera una boca sana y bonita. La ofrecieron una técnica específica para el diagnóstico y posterior tratamiento periodontal, test genéticos de susceptibilidad y predisposición, test bacteriológicos, y control individualizado e informatizado de indicadores de salud.
Cuando termino el tratamiento no se lo creía. Quería volver a sonreír. El esfuerzo había merecido la pena. La verdad es que tener una sonrisa bonita influye en muchos aspectos. En este caso fue en la autoestima, pero es más, después de este tratamiento logró cambiar de trabajo, ya que antes era imposible poder estar de cara al público. Para terminar, como no, lo haré con mi cita favorita: Algunas veces tu felicidad es la fuente de tu sonrisa, pero a veces, tu sonrisa puede ser la fuente de tu felicidad. La dijo Thích Nhất Hạnh (Monje budista Zen, maestro y activista por la paz), y la verdad es que llevaba toda la razón.