Que nadie te limite…

Isabella no era una niña que jugara con la Barbie o la Nancy y pasase horas delante del espejo vistiéndose de princesa, porque a ella no le gustaba ponerse el vestido rosa y voluminoso con tul y gasa, le gustaba crearlo. Pasaba horas viendo revistas de moda y dibujaba sin parar los modelos que alguna vez le gustaría llegar a confeccionar. Tenía muñecas, claro, pero jugaba a crearles nuevos vestidos con trozos de tela y nuevos diseños cada día.

Siempre deseó convertirse en diseñadora, pero su sueño se vio truncado cuando, tras acabar la secundaria, quiso ingresar en la universidad: le denegaron el acceso. Isabella no tenía permitido estudiar a un nivel tan elevado porque, según los directivos y educativos de las universidades, ella era una chica diferente. Sin embargo no cesó en su empeño y consiguió acceder a una escuela especializada en diseño. Ahora, tras crear su propio blog y una marca propia, triunfa en las redes sociales y ha conseguido subir sus prendas a la pasarela del London Fashion Week.

Madeline también tenía un sueño relacionado con la moda, pero ella quería lucir los trajes que los demás confeccionaban, quería ser modelo. Tuvo muchas trabas. Hubo gente que la miró con malos ojos por querer cumplir su sueño, e incluso llegó a recibir insultos, pero ahora, tras una ardua lucha, ha conseguido desfilar en la New York Fashion Week.

La moda es un mundo en el que el factor clave, la base que lo mueve todo, es la belleza, y en algún momento alguien decidió, tal vez todos nosotros, que Isabella y Madeline no eran bellas porque padecen síndrome de Down.

Lo «normal» está sobrevalorado

No sé quién ha establecido ciertas normas que dictan lo que puede o no puede llegar a hacer alguien. No creo que eso sea viable porque nadie sabe hasta dónde puedo llegar yo, o hasta dónde puedes llegar tú. Simplemente se nos presupone lo suficientemente “normales” como para poder tener acceso a todo e intentar conseguir lo que nos propongamos mientras que los que son “diferentes”, los que tienen alguna característica que les hace destacar, han de tener ciertas limitaciones. Sin embargo, el día a día nos ha ido demostrando a través de la historia que hay grandes personas de las que no se esperaba gran cosa hasta que sorprendieron a todo el mundo, y Madeline e Isabella han demostrado que el mundo de la moda no es un sector inalcanzable para los jóvenes que padecen síndrome de Down.

Yo soy una persona a la que le gusta mucho la moda, por eso huyo de las franquicias que venden siempre la misma ropa y opto por tiendas de moda menos conocidas. Inspiramoda lleva años llenando mi armario simplemente porque me gusta su estilo, porque son originales, porque siguiendo la misma tendencia que siguen todos los demás traen ropa diferente que sabes que no llevará puesta tu vecina de enfrente. Soy una persona que, aunque no tenga estudios de moda, por afición, sé reconocer lo que vale y lo que no, y os puedo asegurar que, si pudiera, mañana mismo vestiría la ropa de Isabella, porque sus diseños son únicos, diferentes, coloridos y alegres.

Nadie debería poder limitar a nadie. Ya nos limitamos bastante nosotros solos.

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