¿Qué haríais vosotros si os tocara la lotería? Pero un pellizco pequeño, no, yo hablo de uno gordo. Sé que es prácticamente imposible pues las posibilidades de que algo así ocurra deben ser de una entre un millón, pero yo no he podido evitar imaginarme la situación y cada vez que lo pienso se me pone el vello de punta. Probablemente habría comprado un número de la lotería nacional en Lotería Dulcinea de Oro, porque las pocas veces que juego lo hago con ellos, y por la noche vería el número agraciado. “¡DIOS!” exclamaría al comprobar que es el mío, me pondría a llorar y empezaría la aventura.
Lo primero que haría sería comprarme una casa nueva. Nada extravagante ni exagerado, sólo algo nuevo, probablemente a las afueras de la ciudad porque adoro la tranquilidad, y con un pequeño terrenito que me permitiera disfrutar del exterior en las noches de verano.
Lo de cambiarme el coche es algo que me da un poco igual, porque no soy una fanática de motor, a mí con que tengan cuatro ruedas, no den problemas y me lleven y me traigan de los sitios me valen. Pero lo que sí que haría sería pegarme un buen viaje.
Primero haría un crucero, sólo para desestresarme y que me lo den todo hecho mientras visito algunas de las principales ciudades de Europa. Siempre he querido hacer el crucero de las capitales bálticas así que probablemente esa sería mi primera opción. Una vez acabado el crucero cogería un vuelo directo a una isla paradisíaca, tipo Maldivas o Azores, y planificaría un viaje cultural para después, algo tipo Roma, Grecia o Berlín.
Con respecto al trabajo creo que seguiría en mi puesto habitual. Debo ser masoca o algo pero es que me gusta y creo que si me viera sin nada que hacer se me caería el mundo encima. Eso sí, me apuntaría a todos esos hobbies que nunca he podido hacer: aprendería a bucear con botella, me apuntaría al gimnasio y a clases de baile e incluso montaría un negocio para algún familiar de modo que él se hiciera cargo y yo cobrara por nada, sólo por ser propietaria de la empresa. Estaría genial…
La verdad es que si me pongo a pensarlo tengo sueños bastante económicos, no pienso en comprarme un yate, o un avión, ni en una casa en Miami de más de un millón de dólares. Yo soy bastante sencilla y mis sueños, aunque inalcanzables para mí y mi bolsillo, son mucho más asequibles que los de otras personas.
Lo que sí haría, si me quedara dinero, sería pagar las hipotecas de todos mis familiares y amigos cercanos para que no tuvieran deudas y disfrutaran de todos sus ingresos mensuales. Sé que es todo muy idílico pero me encantaría poder hacerlo, sería una auténtica pasada.
Probablemente también intentaría crear una cuenta bancaría para mi descendencia, para que tuvieran algo a lo que recurrir si tienen una época de vacas flacas como la que hemos vivido todos estos últimos años. No sería demasiado, solo un poco que les ayudara en momentos complicados, y tal vez también hiciera laguna inversión para ellos, pero eso tendría que verlo con asesores.
Y, por último, compraría cuatro o cinco casas para alquilar de por vida y tener una renta asegurada hasta mi muerte.
Dicen que el dinero no es la felicidad, y es verdad, pero la pone tan al alcance de la mano que es fácil confundirlo.