Fobias hay para todos los gustos: desde la fobia sin más, hasta la claustrofobia, pasando por un sinfín de ellas. Esto es así por una sencilla razón, la fobia es miedo y miedo, podemos sentir ante cualquier hecho, cosa o circunstancia. Se trata de algo irracional que difícilmente podemos controlar. El miedo no es algo malo ni de lo que haya que avergonzarse. Al contrario, se trata de algo que permite que avancemos y busquemos opciones. Aunque en ocasiones, paraliza. Como cuando nos encontramos con las fobias que son los miedos llevados al extremo.
Para que nos entendamos, la fobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un miedo leve, desproporcionado e irracional, ante seres, objetos o situaciones que realmente, no son peligrosas, ni resultan molestas en la mayoría. El miedo es común y natural ante un peligro real, en tanto que la fobia no lo es, ni resulta adaptativa como el miedo.
Teniendo esto presente, podemos hablar de la fobia que nos ocupa: la odontofobia. Este tipo de fobia, no es otra cosa que el miedo a ir al dentista y, en nuestro país es de lo más habitual. No es algo que digamos por decir, los datos arrojados por el Barómetro de la Salud Bucodental del pasado año, afirma que un cuarenta y uno por ciento de la población, siente pánico al dentista.
A pesar de que se trate de algo más que habitual, conviene superar este temor y poder acudir al dentista siempre que sea necesario, sin sentir miedo o ansiedad. En la Clínica Cooldent, grandes profesionales de la odontología, saben perfectamente de que va la odontofobia y nos han proporcionado algunos consejos para lidiar con ella. Hacer que los pacientes acudan a la clínica dental con mayor tranquilidad es algo que todos los odontólogos tienen presente, por lo que procuran que el paso por sus centros, resulten lo más gratos posible.
Miedo al dentista ¿cómo lo hago?
Tienes miedo a pisar la consulta. No sabes muy bien porque ni a qué, pero sientes verdadero pavor ante la sola idea de sentarte en la silla del odontólogo. Muy bien, lo primero que tienes que tener presente es que se trata de algo muy común. No por ello, hay que dejar que nos gane la batalla, pero tampoco hay que hacerse mala sangre y sentirse todavía peor. El dentista no te gusta, probablemente porque se trata de un desconocido. Lo más seguro es que la primera vez cueste, pero las sucesivas, costarán menos.
Ante la primera incursión, lo mejor que puedes hacer es contar con una persona de confianza. Que te acompañe en la aventura, permitirá que te evadas durante el camino y te olvidarás de las preocupaciones a la hora de entrar. Al finalizar la consulta estará esperándote y tendrás la excusa perfecta para tomar algo y celebrar que has superado la prueba.
Los expertos en la materia, aconsejan pedir cita a primera hora de la mañana. De esta manera se evita dar vueltas durante todo el día y alimentar la ansiedad. Cuanto antes pase, mejor.
No está de más informar al profesional que hayas elegido. Cuando vayas a concertar la cita, comenta con la persona que te atienda tu problema. No tiene que darte reparo decir que padecer odontofobia, al contrario. Los dentistas están bastante habituados a tratar con pacientes que la padecen, por lo que se mostrarán comprensivos y darán mayor confianza.
Puesto que el miedo suele ser el resultado del desconocimiento, llegando a provocar nervios y ansiedad, lo mejor que se puede hacer para combatirlo, en determinadas circunstancias, es resolver las dudas. Lo que puede parecer un proceso largo, complejo y doloroso, puede ser tan solo algo rutinario, poco invasivo y sin mayores consecuencias. Nada de inventarse una película, mejor conocer los detalles del tratamiento, saber porque es necesario y tener muy claros, los pasos que se van a dar. Esto proporciona mayor tranquilidad, por lo que no hay que dejar pregunta sin responder, así se está mejor preparado para afrontar cualquier procedimiento.
Algo que resulta de gran utilidad, es acordar un gesto o consigna con el dentista. De tal manera que al hacerlo, el profesional se percate de que algo sucede. Levantar la mano o hacer algún tipo de ruido, pueden indicar molestias o dolor, por lo que el dentista parará y te dará tiempo.
La puntualidad en este momento es crucial. Y hablamos de puntualidad británica, lo que implica no llegar antes de la hora. Mejor llegar en el momento justo que tener que esperar en la clínica con todo lo que eso puede implicar para acentuar los nervios.
En el caso de tener que esperar en la sala de espera… la mayoría de los dentistas cuentan con elementos de distracción para sus pacientes: revistas, pantallas de televisión con información interesante… la distracción es tu alidada, por lo que no olvides utilizar los elementos de distracción que tengan a tu disposición.
Tratamientos y causas de la odontofobia
Anteriormente proporcionábamos algunos consejos de gran utilidad en el manejo personal de la odontofobia. Ahora es el turno de hablar de las técnicas y tratamientos, diseñados especialmente para controlar y superar ese miedo irracional al dentista.
Por empezar por alguna, citaremos la sedación consciente. Esta técnica es una de las más utilizadas, dado que favorece la total relajación del paciente, evitando episodios de estrés y ansiedad. Se aplica vía intravenosa, bajo supervisión constante de un anestesista, induciendo al paciente en un estado de bienestar. Puede utilizarse en cualquier tipo de tratamiento si el paciente lo requiere, aunque lo más habitual es administrarla en cirugía de implantes.
Otra opción es aplica óxido nitroso. Este tratamiento implica un nivel de sedación menor que el anterior. El conocido como gas de la risa, se aplica mediante una mascarilla, inhalado y hace que los pacientes se evadan totalmente del tratamiento.
No obstante todo lo comentado, la mejor manera de lidiar con la odontofobia es tratar de superarla. Conocer la causa y trabajar en ello, puede dar como resultado una solución al miedo. Se entiende que la odontofobia se origina del desconocimiento y las malas experiencias vividas en el pasado. Siendo ambos los principales motivos que producen la fobia al dentista. Sin embargo, no es lo único que la origina.
La opinión del entorno juega un papel importante en la percepción que se tiene del dentista. Por lo que no dejarse llevar por la opinión ajena y las percepciones que nos produzcan, es una de las cosas que podemos hacer para evitar la fobia. En este sentido, volvemos a recordar que lo mejor es informarse lo máximo posible sobre el tratamiento. Solo de esta manera se puede tener control de la situación y ser consciente de la necesidad de ir al dentista.
Puede ser que sientas reparo a ir al dentista, sin tener muy claro si se trata de una fobia o solo miedo a lo desconocido. Para tener claro si se trata de una fobia o un simple temor, debes saber que se considera como fobia, cuando el miedo es extremo e irracional. Este miedo surge ante la idea de visitar al dentista o tener que pasar por algún tratamiento. Cuando persiste por un tiempo superior a seis meses, afectando a la calidad de vida de la persona, se considera fobia. La odontofobia es una de las fobias más comunes, como ya hemos comentado. Esto se debe a la naturaleza invasiva de muchos de sus procedimientos, lo que lleva a las personas a padecer ansiedad y estrés, provocando que eviten las visitas al dentista.
A continuación, citaremos los síntomas más habituales en la odontofobia. No hay que experimentarlos todos, pero si algunos de ellos. Lo que determina que el paciente, sufre de fobia al dentista.
- Miedo o pánico extremo, al pensar en la visita al dentista o durante la misma.
- Ansiedad anticipatoria y severa en los días o semanas previos a la consulta.
- Malestar físico, como sudoración, palpitaciones, respiración acelerada, temblores, nauseas… estando en la clínica.
- Sensibilidad al dolor, aumentada a consecuencia de la ansiedad.
- Reflejo de ahogo, una sensación de ahogo que aparece cuando el dentista introduce instrumental en la boca.
Este tipo de síntomas, en muchos casos, hacen que las personas eviten totalmente las visitas al dentista, lo que puede conllevar que aparezcan problemas de salud dental más graves.
A modo de conclusión, el miedo al dentista es una fobia bastante común. Como fobia puede tener un impacto significativo y negativo en la salud dental y, por consiguiente en el bienestar general. Reconocer los síntomas, comprender las causas y buscar la solución y el tratamiento adecuado, resulta esencial para superar la odontofobia. Una de las mejores formas de atajar el problema, es hablar de forma abierta con el dentista elegido, además de poder realizar otras acciones y contemplar opciones como la terapia conductual o la sedación consciente. Gracias a estas alternativas, es posible manejar y superar el miedo aunque sea de forma puntual.
Por lo tanto si tienes miedo al dentista, no debes sentir ningún reparo ni vergüenza. Como hemos visto, se trata de algo bastante habitual que, además, tiene solución.