En boca cerrada…
Sí, no se puede decir que Laura, no sospechase en parte lo que podía pasar, y de hecho pasó, el día de su despedida. Suponía que Tomás, haría una de las suyas, eso sí, pero no tan gorda. El hombre, de 42 años, con el que se suponía iba a contraer matrimonio, era un borracho insoportable, maleducado hasta la médula y un bocazas. Pero con Laura, se comportaba. Intentaba disimular, suponía ella, y aunque a veces le costaba, en principio Tomi, que así le llamaban, acostumbraba a reservar sus desenfrenos, sus broncas y sus tonterías para otr@s.